Tierra de Colonos, descubre la historia de la Comarca norte de Jaén
Tierra de Colonos es un apasionante recorrido por la historia de la ilustración de España en la comarca norte de Jaén, en la cual hubo un proyecto de repoblación, que te descubrimos en este artículo y que puedes visitar en los municipios de la Comarca Norte de Jaén.
Tierra de Colonos, Comarca norte de Jaén
En el último tercio del siglo XVIIIel rey ilustrado Carlos IIImandó a sus mejores ministros a poblar una de las comarcas más inseguras de la España de entonces.
En aquellos años, hasta la villa y corte llegaban noticias de que el paso de Despeñaperros y las tierras altas del Santo Reino de Jaén eran morada de malhechores y bandoleros que atacaban las diligencias a su paso por el Camino Real.
Fue idea de Don Pablo Antonio de Olavide y Jauregui, y otros cargos de la España del siglo XVIII el repoblar la zona de Sierra Morena (las actuales La Carolina, Carboneros, Guarromán, y otros diez municipios más) para evitar los continuos robos que ocurrían en el Paso de Despeñaperros, allá por el año 1767. Sobre todo después de que la comarca quedara prácticamente vacía por la huida de los musulmanes concluida la batalla de las Navas de Tolosa en 1212.
La reforma agraria coincidió con la propuesta presentada al Consejo de Castilla por el aventurero alemán Thurrieguel de trasladar población alemana a las colonias americanas. La intervención dePablo de Olavideaunó ambos planes en la fundación de lasNuevas Poblacionescon habitantes centroeuropeos y católicos.
Fue así como nacieron las Nuevas Poblaciones de Sierra Morena, cuya capitalidad ostenta desde el día 5 de julio de 1767 la ciudad de La Carolina.
Este superintendente, con la colaboración de Thürriegel, llevaron a cabo una magnífica campaña de propaganda en toda regla para “vender” la alegría y felicidad de España entre los teutones.
Para llegar al corazón de los alemanes, emplearon expresiones como “puerto de la felicidad”, “caja de los tesoros”, o “tierra de las naranjas”, que convenció a 6.000 personas, en su mayoría alemanes y flamencos.En la contrata posterior para venir a España, se decía que los colonos deben de ser todos católicos, casados y con hijos.
Se reguló su asentamiento con entrega de fanegas y ganado a cambio de permanecer diez años.
El 5 de julio de 1767 se publicó el Fuero de las Nuevas Poblaciones y el 17 de agosto se inició la colonización propiamente dicha en el convento de La Peñuela. Por ello, los primeros colonos emigrados ocuparon las primeras suertes que estaban ubicadas en las inmediaciones del casco de la futura La Carolina.
Los primeros tiempos de vida de las colonias fueron sumamente accidentados. La novedad del intento, las ideas reformadoras que entrañaban, los intereses creados, los escrúpulos de diversas órdenes, la intolerancia de las naciones y el apasionamiento de los extranjeros, influían en aquellos primeros años de conspiraciones y de luchas.
La situación no comenzó a estabilizarse hasta que una Real Cédula de Carlos III decretó duros castigos a todos aquellos que coaccionar a los colonos.
La llegada de tan importante número de personas de un país trajo consigo, además de la población de los terrenos, nuevas costumbres y gastronomía que, actualmente, se mantienen por los descendientes de aquellos colonos.
Entre las costumbres alemanas, una de las que más les chocaba a sus conciudadanos españoles era que las mujeres alemanas trabajaban en el campo igual que el hombre, algo sorprendente en una época en la que en España la mujer no pisaba el campo para nada, siendo solo el hombre el que hacía las faenas agrícolas.
Otra de las costumbres típicas de Centroeuropa, y que se mantiene actualmente, es la de los huevos pintados que se regalan en Semana Santa, así como recetas típicas alemanas, sobre todo de deliciosos dulces.
Hoy en día, todavía sorprende que, acostumbrados a apellidos como García o Martínez, pasees por la comarca norte de Jaén y te encuentres en sus calles personas con apellidos como Grauss, Schleier, Schmid, Neff, Avi o Berger, entre otros alemanes, pero españoles de pleno derecho y nacimiento.
Además del legado en los apellidos, las nuevas poblaciones como La Carolina, Guarromán o Carboneros, poseen monumentos históricos fruto de la historia que puedes conocer.
Legado Colono Aldeaquemada
Iglesia de la Purísima Concepción
Iglesia de tipo colonial del S. XVIII de una sola nave. Su fachada es de ladrillo y se articula en dos cuerpos, en el primero, de forma rectangular, los únicos elementos diferenciados son una estrecha portada con arco de medio punto y más arriba, dos lunetos que guardan la línea de horizontalidad; en el segundo cuerpo, un cuerpo de espadaña con campanario que culmina en un pequeño frontón.
Adosadas a ambos lados de la iglesia están dos casas, correspondientes a la antigua casa del cura y del comandante de puesto.
Pósito de Diezmo y Labradores (siglo XVIII)
Este tipo de edificio está presente en las colonizaciones y fundaciones realizadas por Carlos III. Se utilizaba como almacén de los cereales cosechados y sus soportales como mercado de venta de productos que no había en otras colonias. Actualmente es la sede del Ayuntamiento de la localidad.
Legado Colono Santa Elena
Monumento a Carlos III
En honor al fundador de las nuevas poblaciones de Sierra Morena, realizado en bronce de unos dos metros de altura sobre pedestal recubierto de mármol.
Fuente nuevas Poblaciones
La Fuente del Fuero de las Nuevas Poblaciones se creó en conmemoración del 250 Aniversario de la creación de las Nuevas Poblaciones de Sierra Morena fundadas por el Rey Carlos III
Patrimonio histórico en La Carolina
Situada en las faldas de Sierra Morena, La Carolina es la capital de las Nuevas Poblaciones. Hoy la puerta de entrada a la ciudad es el monumento a la Batalla de las Navas de Tolosa, que esculpió Antonio González Orea para rememorar la campaña bélica de 1212., el cual puedes ver en la sección Tierra de Conquista.
No obstante, hasta poco menos de un siglo, la entrada a La Carolina eran las torres de la Aduana, al lado de la plaza de las Delicias, levantadas en el siglo XVIII y paso a una plaza circular donde paraban las diligencias procedentes de Madrid.
La Carolina posee una ordenada trama urbana que le ha valido el apelativo de Joya Urbanística de Andalucía. La calle Madrid baja hasta la plaza de los Jardinillos, una hermosa ágora decimonónica decorada con casonas de estilo colonial. La plaza del Ayuntamiento está presidida por la Casa Consistorial y por la Antigua Cárcel, erigidas a principios del siglo XIX. De este rectángulo urbano parten dos calles: Jardines y Real.
La primera sube hasta la plaza de la Iglesia, donde se levanta el palacio del Intendente Olavide y la iglesia de la Inmaculada Concepción.
El edificio más emblemático de La Carolina demuestra el poderío que históricamente alcanzó la localidad como capital de las “Nuevas Poblaciones” que surgían en torno a Sierra Morena. Su traza neoclásica llama la atención por su monumental fachada en la que se imitan las columnas del solemne estilo dórico, propio de los templos de los antiguos griegos. Del diseño exterior destaca su simetría, el equilibrio que guardan cristal y ladrillo y el juego de volúmenes de sus ventanas, unas rectangulares y otras redondas. En su parte superior, siguiendo la línea de unión de las dos puertas, se observa un muy trabajado escudo de Carlos III. Pero no solo lo de fuera impone, también lo que se aprecia desde dentro. Como el palacio está alineado con el eje del pueblo, mirando por su terraza enrejada se puede ver una panorámica de los bulevares de La Carolina en tonos pardos, gris y verde.
La iglesia contigua fue el primitivo convento carmelita de La Peñuela, donde oró y escribió el místico San Juan de la Cruz. La calle Real baja hasta el paseo del Molino de Viento. A la entrada de esta hermosa alameda hay dos monolitos erigidos a finales del siglo XVIII que representan algunos pasajes de la colonización de estas tierras.
Data del siglo XVIII y fue la primera parroquia edificada en las Nuevas Poblaciones. Su fachada de trazado simple, esta construida en piedra arenisca roja. Presenta una pequeña portada con arco de medio punto, tres pequeños huecos a media altura y una espadaña de aspecto colonial.
En su interior, destaca la talla de la Inmaculada Concepción realizada por el escultor jiennense Jacinto Higueras (padre), así como su altar mayor, que fue traído desde la Iglesia de San Nicolás en Úbeda.
Pósito de Labradores
Su construcción finalizó en el año 1789 y conserva la tipología colonial de estos edificios destinados a almacenar el grano y simiente, controlar y regular su producción, así como su redistribución.
De planta rectangular con fábrica de gruesos muros recubiertos de sillería de arenisca y resistentes arcadas interiores. Originalmente constaba de una sola planta, sin embargo posteriormente se construyo una segunda.
El Pósito de labradores ha sido usado como almacén, cuartel de la guardia civil, polvorín durante la Guerra de la Independencia y colegio infantil.
Actualmente, es la biblioteca pública municipal.
Palacio del Intendente
Data del año 1807 y fue mandado construir por el Intendente de las Nuevas Poblaciones de Sierra Morena, Tomás González de Carvajal.
Destacan el reloj de sol situado en una de sus esquinas, instalado para dar la hora a las diligencias que hacian su parada en la casa de postas, y su patio interior que aun conserva la arquitectura y el ambiente dieciochesco.
Esta plaza, situada en la calle principal de Guarromán, lleva este nombre en honor al primer nacido en nuestro pueblo.
La escultura del centro esta dedicada a los colonos llegados en 1767 y simboliza el renacer de los sueños que los primeros colonos tuvieron de conseguir un futuro mejor en esta tierra.
Fuente Taza
En 1887 el Alcalde D. Lucas Guillén realizó los trabajos de traída de las aguas a Guarromán, construyendo fuentes públicas.
La más ornamental de todas las fuentes que hay en Guarromán, fue la conocida como Fuente Taza. Realizada en piedra arenisca al igual que todos los edificios importantes del pueblo.
Situada en la Plaza de la Constitución, justo enfrente de la iglesia, ha sido testigo de las noches de San Juan en las que los jóvenes y niños jugaban a mojarse los unos a los otros con cubos llenos de su agua.
Monumento al Sagrado Corazón de Jesús
Situado en el paseo que lleva su mismo nombre, esta escultura esta situada sobre un alto pilar almohadillado y rodeado por una reja.
La historia de esta escultura y del porqué de su construcción se debe a que en el siglo XIX, la devoción por esta imagen creció de forma importante, siendo el alcalde D. Lucas Guillén muy devoto de él.
Por ello, y tras la destrucción en el año 1937 de las imágenes religiosas, se decidió mediante votación popular erigir esta escultura basándose en obras como el Cristo del Corcovado de Río de Janeiro o el Sagrado Corazón de Jesús del Cerro de los Ángeles en Madrid.
Fue realizada por los hermanos Sales de La Carolina en 1950.
Monumento a los mineros
Esta obra de Javier Ruiz Abel es un homenaje a aquellos mineros granadinos y almerienses que a finales del siglo XIX y principios del XX, vinieron a trabajar en las minas del distrito Linares – La Carolina, de las cuales en nuestro término municipal tenemos algunos ejemplos singulares.
Fuente de las generaciones
Esta obra contemporánea del escultor local Javier Ruiz Abel, representa las siete generaciones de guarromanenses, cada una alzando sobre sí a la siguiente y todas ellas rodeadas por el árbol de la vida, una encina, el árbol representativo de las Nuevas Poblaciones.
Legado colono Carboneros
Monumento a los primeros colonos de Carboneros, en él se rotularon sus nombres y procedencias, siendo el documento que adjuntamos el que sirvió como fuente documental.
Cualquier época del año supone un atractivo para visitar conocer la historia de los colonos en la comarca norte de Jaén, unido a su gastronomía y eventos. Descubre la Comarca Norte.